Al decir verdad me hace mucha falta que me escribas un mensaje en la mañana y me digas: Hola ¿Cómo estás?. Es uno de los detalles que hacen que le encuentre motivos al día para respirar y estar alegre, yo te hablo de disfrutarnos, de dejarnos llevar y cuando te digo que quiero cuidarte, no sé por quién me tomes, pero hablo con la sincera entraña que pulsa mis preocupaciones.
Me hace falta que me preguntes ¿Ya comiste? ¿Por qué me gustas demasiado?… Tal vez suene vanidoso pero que me hagas sentir que te importo es en realidad el único aliento que me hace creer que a tu lado ninguna esquina carece de milagros o que todos los besos son una prolongación de nuestra piel que quiere ser una sola.
Me hace falta no creerte lejos, desembocar cada alegría que me das juntito a tu oído, al costado de tu cama, apagar la luz y tocarte, como se tocan las piezas de porcelana y las tazas de té. Me hacen falta tus preguntas, la palabra más simple que tienes que inunda mi desierto de agua y mis manos de electricidad y me hace falta todo lo que no he sido contigo.
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