lunes, 6 de junio de 2016

El Amor

El amor se torna sencillo cuando se encuentran dos personas que tienen las mismas ganas, la misma ilusión y sobre todo, la misma visión de cómo hacer que una relación funcione. El amor se complica en las relaciones asimétricas, cuando uno da, se desgasta y siente como herida aquello que debería proporcionarle bienestar. Cuando uno busca más de lo que pueden ofrecerle y otro no es capaz de dar todo aquello que le reclaman. Por ello no es suficiente con quererse para que una relación funcione. La comprensión, la confianza, el cariño y el respeto son pilares fundamentales. Es importante que la persona que tengamos enfrente nos haga querer ser una mejor versión de nosotros mismos, que nos llene de paz, que todo sea mejor desde que está, que nos haga sentir queridos, deseados, importantes, ya no sólo en su mundo, sino que nos haga ver nuestras virtudes enterradas bajo los complejos a veces autoimpuestos. Sino es así... ¿por qué seguir manteniendo esa relación? ¿Por qué debemos quedarnos entre los brazos de una persona que no nos reconforta? ¿Que no nos hace levantarnos y sentirnos afortunadas? Es muy difícil aceptar y asumir que después de todo el esfuerzo y las ganas puestas en la construcción del amor, no se puedan recoger los frutos sembrados. Es difícil, pero es necesario darse cuenta de cuándo alguien nos trae tantas noches en vela por palabras hirientes o gestos hendidos en el orgullo, que ya ni siquiera somos capaces de recordar qué nos hizo enamorarnos de esa persona, qué nos hace seguir permaneciendo a su lado. El amor no te lo dan en una botella, el amor es algo que se construye día a día, que requiere esfuerzo y atención y si no estas dispuesto a ello, si no te interesa procurar la felicidad de la otra persona o si no tienes tiempo, ganas o interés en ello... ¿Para qué empezarla? ¿Para que hacerse promesas efímeras? ¿Por qué empezar algo que ya está avocado al fracaso incluso antes de comenzar? A veces ocurre que pasa el tiempo y que la persona que pensabas conocer ya no existe. Todos cambiamos, nos desarrollamos y evolucionamos con el tiempo, y no necesariamente los caminos han de permanecer paralelos. Es importante no intentar luchar contra lo inevitable: que una persona ya no tenga nada más que aportarnos, que no podamos aportar nada más a una persona, que se haya desgastado el amor de tantos gritos, de tantos llantos, pasando a dejar olvidado en un rincón lo que un día nos hizo mantenernos de pie, firmes y seguros, con la certeza de estar creando un vínculo lleno de ganas de crecer unidos. El amor es bello y extraordinario en todas sus facetas. Es bello y extraordinario cuando es sano, cuando existe respeto, cuando mejora la vida, cuando ambas personas caminan de la mano con un mismo objetivo: un futuro en común.

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